Seguramente mucho de ustedes tienen familiares a la distancia. Nuestra generación tuvo que acostumbrarse a esto. Claro que se complica cuando tenemos hijos y nietos que viven en otro continente.
La distancia, al principio, se hará notar y mucho en la falta de un abrazo o un beso, pero con el tiempo nos daremos cuenta que hay otras formas no presenciales para demostrar y que nos demuestren amor.
Acortemos la distancia
Tendremos que aprender a sacar muchísimo provecho de las herramientas que nos brinda la tecnología. Amemos y aprovechemos al máximo la gran posibilidad que nos brindan de “compartir” en el exacto momento en que están sucediendo las cosas. Además usando las formas de comunicación “casi´” presencial con las que contamos -me refiero a todo tipo de comunicación con cámara-, notaremos que podremos tener una comunicación sumamente fluida.
Claro, al principio nos resultará muy difícil y extraña a la forma de comunicación a la que estamos acostumbrados, pero si ambas partes ponen toda su voluntad en la empresa el éxito está más que asegurado.
Primero tenemos que internalizar la necesidad de compartir “como si estuvieras aquí”. Tendrá que pasar a formar parte de nuestra existencia mandar una foto con el café que estamos disfrutando, la ropa que estamos estrenando, los nuevos sillones que lucen en nuestro hogar o cómo nos quedó el nuevo corte de pelo…. en fin… todo lo que compartiríamos con ese hijo o hija si viviese a la vuelta de casa.
No olvidemos mandar videos de ese evento o cena familiar, -otra vez “como si estuvieras aquí”-. En cuanto estemos bien acostumbrados hasta podremos armar una video conferencia en ese mismo instante. El tema pasa por compartir.
A su vez, del otro lado, recibiremos fotos y videos con la misma información e intención. Si tenemos la suerte de tener nietos, los veremos crecer además mediante constantes videoconferencias. Seguro que una vez que hablen pedirán comunicarse con nosotros. Mientras tanto, con la colaboración de sus padres, aprenderán a compartir con nosotros sus nuevos juguetes, amigos, colegio y actividades… sus vidas.
No es fácil tener familiares a la distancia
Claro que no es fácil, es todo un entrenamiento, pero a medida que vayamos aprendiendo veremos que es posible. Nuestro amor y rol de padres y abuelos no se pierde por la distancia. No dejamos de estar presentes por no visitarnos pero si dejaremos de estar presentes si no nos comunicamos.
La generación que nos sigue está muy acostumbrada al manejo de estas nuevas formas de estar presentes. Si no nos sale del todo bien, pidámosle ayuda. Seguro que ellos nos van a ir guiando en los cómo, cuándo y dónde.
No tomemos a mal si nos reclaman por no haber mandado una foto o video con la novedad que les estamos contando. Muy por el contrario agradezcamosle sus ganas de formar parte de nuestra vida cotidiana y agendemos mentalmente que no nos tiene que pasar nunca más.
Las cosas no siempre ocurren del modo en que me gustaría y es mejor que me acostumbre a ello.
paulo coelho (1947) novelista brasilero