Aunque parezca mentira evitar perder esos 10 minutos que nos parecen que no sirven para nada, es posible. Si nos ponemos a pensar más de una vez “hacemos tiempo” al suponer que no nos alcanza para hacer nada. Si lo logramos, tendremos un montón de tiempo todo junto para relajarnos de verdad. No vamos a dejar que el tiempo se nos escape de las manos.
Soy de esas personas a las que les parece que en 10 minutos no se puede hacer nada, lo que significa sentarme a “hacer tiempo”. Si sumo varios de esos 10 minutos, la verdad es que al final del día suman horas que bien podrían dedicarse a relajarme.
A pelearse con uno mismo
Peleo conmigo misma para que esos 10 minutos “de hacer tiempo” no existan. De a poco me fui dando cuenta que en ese “ratito perdido” puedo hacer esas pequeñas cosas que parece me van a consumir muchísimo más tiempo y que finalmente no insumen ni siquiera esos preciosos 10 minutos.
No niego que me resulta sumamente difícil hacerme a la idea. Realmente soy de las que tienen que empezar y terminar lo que están haciendo. Me molesta poderosamente dejar las cosas hechas por la mitad para después tener que retomar la tarea. Pero también me siento incómoda cuando descubro que el tiempo se me fue de las manos.
A probar cuánto tiempo tardamos. Más de una vez son menos de 10 minutos
Así que puesta a la lucha opté por aprovechar ese ratito que creía perdido y empecé probando a hacer pequeñas cosas. Sigo en carrera luchando con el tema y me sorprendo de la cantidad de tarea que en mi mente me llevarán más de media hora realizar y que realmente quedan finalizada en esos benditos 10 minutos, o antes.
Por otro lado también me peleo conmigo misma a la hora de decidir qué tarea no me molestaría dejar sin terminar para seguirla más tarde. En general son quehaceres no muy importantes y que si no se terminan de una sola vez en realidad no molesta. Claro que hay que hacerse a la idea. Estoy pensando por ejemplo en ordenar la ropa planchada. Que quede toda junta sin guardar o guardarla en dos etapas realmente no cambia nada.
Confieso que me ayudé con una rutina que yo misma armé con una aplicación y que fui acomodando hasta que me resultó realmente útil, agradable y cómoda para mis tiempos y ritmo.
Dividir las grandes tareas en tareas más pequeñas para que no insuman más de 10 minutos
Lo que si hice fue ir dividiendo una única tarea en varias más pequeñas. Pongo como ejemplo la limpieza de la cocina: si quiero limpiarla toda de una sola vez evidentemente me va a llevar mucho tiempo. Pero, si divido la limpieza de la cocina en: 1. mesada y tarros, 2. hornallas, 3. paredes, 4. pisos, y así sucesivamente esa gran tarea se convierte en varias de 10 minutos o menos.
La realidad es que al tener armada la rutina es bien fácil dividir las tareas, ya que no nos olvidaremos de nada. Vamos a estar bien seguros de no dejar nada librado al azar. Claro que, si tenemos que hacer un cambio tampoco vamos a desesperarnos.
Entonces, ¿cómo evitar perder esos 10 minutos?
Así es como fui probando y la lista de lo que descubrí se puede hacer en 10 minutos o menos fue creciendo. La verdad es que espero que con el tiempo se haga muchísimo más extensa. Aquí va:
- Organizar mi agenda diaria
- Programar la cena (implica dejar todo preparado para cocinar o calentar cuando llego)
- Escribirle a un amigo del que hace tiempo no se nada
- Sacar las cosas del lavavajillas
- Poner la ropa dentro del lavarropas
- Organizar la compra del super
- Pasar el trapeador al piso de la cocina o a los baños
- Repasar la mesada de la cocina
- Dejar todo lo necesario del desayuno listo la noche anterior
- Ponerme al día con las noticias diarias
- Guardar la ropa planchada
- Ordenar el baño
- Limpiar los artefactos del baño
- Armar el menú semanal
Los 10 minutos que nos tomamos para disfrutar no cuentan!!!!!
Desde ya que si me senté a tomar un cafecito por puro placer, no cuenta … eso no es hacer tiempo … es tiempo para disfrutar de la vida….Nos vemos en la próxima!!!!!!
¿Amas la vida? Pues si amas la vida no malgastes el tiempo, porque el tiempo es el bien del que está hecha la vida.
Benjamin Franklin –